El objetivo de este doble premio es organizado bajo un solo nombre para poder crear una estrecha correlación entre la investigación de la luz natural y la arquitectura, y así lograr un beneficio mutuo enfatizando la dependencia entre teoría y práctica, conectando estos dos mundos para que ayuden a mejorar las condiciones de vida de los seres humanos gracias a los efectos de la luz natural.
El Daylight Award de investigación se otorgará a un investigador o grupo de investigadores cuyo trabajo haga hincapié en los efectos de la luz natural sobre la salud humana, el bienestar y el rendimiento. Toda su investigación debe ser trabajada con la luz natural como un elemento clave de la naturaleza procedente tanto del área de las ciencias naturales, como humanas o sociales.
El Daylight Award de arquitectura se otorgará a un arquitecto o grupo de arquitectos cuyo trabajo muestre un uso único de la luz natural. Se valorará sobre todo la arquitectura que tenga en cuenta la calidad general de la vida humana y su aporte de valor en la sociedad.
Desde 1980 el Daylight Award se le otorga a destacados profesionales de todo el mundo. Desde arquitectos daneses como Jørn Utzon y Henning Larsen hasta arquitectos suizos como Bob Gysin, Peter Zumthor y Gigon & Guyer pasando por Richard Pérez y James Carpenter de Estados Unidos, también participaron los franceses Lacaton & Vassal y los japoneses Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa (SANAA), entre otros. Los galardonados en 2016 fué el estadounidense Steven Holl, que recibió el premio en la categoría de arquitectura y en la categoría de investigación, el Suizo, Marilyne Andersen. En 2018, el premio Daylight Award de arquitectura lo obtuvo el arquitecto japonés Hiroshi Sambuichi, entre cuyo trabajo se incluye la Shizuki Castle House y el Naoshima Hall en Japón. Sambuichi investiga las variaciones del clima en cada paisaje relacionadas con las estaciones y experimenta con modelos físicos in situ durante uno o dos años, en su búsqueda del equilibrio antes de desarrollar el diseño a desarrollar y es así, como la arquitectura surge como resultado de estas consideraciones. Sus obras están arraigadas en el entorno local y muestran un hábil uso del poder de movimiento de la naturaleza.