Un espacio para la opinión de los socios en relación a distintos temas que puedan ser de interés para el gremio.
Hoy escribe Alberto Leira: “Ser o tener”
A propósito de la demolición del Hotel San Rafael y el futuro de ese barrio de Punta del Este.
Hace tres años intentamos desde varias organizaciones frenar el “asesinato” del Hotel San Rafael. Acompañamos en esa cruzada al Arq. William Rey quien buscó interponer una cautela judicial y así detener la demolición del icónico edificio.
Explicábamos en aquel momento que el edificio estaba bien estructuralmente, destacábamos sus valores patrimoniales, lo que éste significaba para el balneario al punto de ser utilizado por los supuestos inversionistas en sus carteles con una imagen de una postal de época.
Lamentablemente se fracasó en aquel intento, ni el gobierno departamental, ni la justicia detuvieron el proceso y entonces luego de varios días de pelear con las máquinas el edificio terminó sucumbiendo a sus embates.
En estos momentos ya no está en juego el Hotel, pero lo que sí está discutiéndose es el futuro de nuestro principal balneario.
¿Qué Punta del Este queremos? ¿Cuál es la escala adecuada? ¿Se harán cumplir las leyes del Ordenamiento Territorial? ¿Uruguay Natural? ¿Turismo sustentable?
Con las excepciones que se habían aprobado para el proyecto anterior nos iríamos rápidamente a una transformación muy negativa para toda esta zona.
Punta del Este es un territorio con una riqueza y una variedad de entornos increíble. Depende de nosotros no arruinarla. Existen a nivel mundial múltiples ejemplos de explotación turística que terminaron agotando los valores de esos balnearios. Fenómenos de este tipo se dieron por ejemplo en la costa española o mexicana.
Los turistas que vienen a Uruguay entre otras cosas buscan esa tranquilidad que aún conserva nuestro país. En el propio balneario ya existe un amplio sector de edificaciones en altura, no siendo necesario extenderlo a otros sectores con otros valores paisajísticos.
El barrio San Rafael es un barrio jardín, con edificaciones de baja altura y mucha presencia de verde. Edificaciones de las alturas que se han mencionado alterarían fuertemente esta característica, invadirían la privacidad de los predios existentes y generarían sombras y vistas indeseables sobre la faja costera.
Resulta imprescindible que existan consultas a nivel de la población y que realmente el cambio que puede avecinarse sea discutido y resuelto por la ciudadanía en su conjunto.
Esperamos que los uruguayos podamos conservar la escala y las características de este barrio y de nuestro país redoblando el compromiso con ese “Uruguay Natural” que se ha querido impulsar desde hace varios períodos de gobierno y del cual estamos muy lejos aún de lograr.
La discusión más profunda es sobre el modelo de turismo que deseamos para nuestras costas y para nuestro país todo, que sea sustentable a largo plazo y que no sea solo el cálculo para el mayor rédito inmediato de la inversión y que sea respetuoso con nuestro patrimonio natural.
Leía hace unos días un artículo de José Luis Gulpio en el que a propósito de otro tema mencionaba en un artículo en “La Diaria” la obra “Del tener al ser” de Erich Fromm. Considero que esa es la discusión que está en el fondo de este asunto, quienes queremos ser, qué sociedad en general y que relación guardamos con el medio ambiente.
Cuando frenaremos la carrera por “tener” y comenzaremos a cuidar más de nuestro entorno, que no es ni más ni menos que nuestra identidad, nuestro “ser”.