Por Stella Zuccolini
En el año 2008 se aprobó la Ley Nº 18.308 de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible (18 años después de creado el MVOTMA y su correspondiente DINOT) por lo tanto, podemos decir que con sus casi 12 años está entrando en la adolescencia.
Esta ley permite a los gobiernos orientar (a través del ordenamiento usos en el territorio) para asegurar el cumplimiento de objetivos de interés nacional y general. Se deduce que siempre deberá primar el interés general por sobre el particular. Esta tarea asignada al Estado es considerada esencial; o sea que es importante y necesario de tal forma que no se puede prescindir de ello.
A su vez, esta tarea de ordenar el territorio se plasma en el conjunto de acciones transversales del Estado, por tanto es la herramienta óptima para la coordinación de las políticas sectoriales. Aspecto a tener en cuenta y así poder entender el impacto que ha tenido esta niña que entra en su adolescencia, es cómo ha interpelado al propio Estado en sus viejas prácticas fragmentadas, plasmadas en sus políticas sectoriales; muchas veces contradictorias.
Pero esta niña no se presentó sola como herramienta para coordinar políticas públicas, sino que vino acompañada con un guardaespaldas: el desarrollo sostenible.
O sea que además de ordenar el territorio para establecer usos apropiados y funcionales a los programas de gobierno, debe asegurar el desarrollo sostenible. Es decir, satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones, garantizando el equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del medioambiente, y el bienestar social.[i]
Pero lo importante es comprender que este guardaespaldas no solo protege a la niña LOTDS sino que condiciona el impacto que generen todas las demás políticas públicas.
¿Cómo podemos imaginar una defensa del ambiente que no contemple el desarrollo sostenible?
¿Para qué nos interesa proteger el ambiente sino para asegurar que nuestros hijos, nietos, biznietos tengan aseguradas la satisfacción de sus necesidades? ¿Para qué queremos que nuestros cursos de agua no se contaminen sino para asegurar que ellos no tengan que comprar a empresas multinacionales el agua embotellada?
¿Para qué queremos que las ciudades sean inclusivas y saludables sino es para que cada niño que nace tenga las mismas oportunidades? ¿o acaso tiene las mismas oportunidades quien nace en un asentamiento irregular que quien lo hace en un barrio privado?
A veces pienso en Greta Thumberg y su defensa del ambiente y no puedo evitar pensar que la LOTDS también se presenta como una niña que tiene claro sus objetivos y sus herramientas para lograrlo, pero está entrando en la adolescencia y cada vez se enfrenta a mayores desafíos. Es cuestionada por sus errores, o desaciertos (que no comete ella sino quien la interpreta mal muchas veces) y no se le ha dado la oportunidad de repensarse, reorientarse, en fin… de madurar.
De todos modos, a esta niña no se le han dado muchas oportunidades, no ha tenido prensa, pocos la conocen de verdad y ha sido más criticada por quienes la rechazan que defendida por quienes creen en ella.
[i] Informe Brundtland 1987