De esta manera se cerró un ciclo de productivos intercambios, donde participaron muy variados actores involucrados con la ley y se tuvieron en cuenta diversas miradas. El conversatorio se desarrolló el martes 4 de junio, a las 18h, de forma virtual y presencial en la sede de SAU. Su foco estuvo en las prácticas proyectuales en el marco de la ley, con participantes del COR 2023 como expositores.
A partir de la implementación de la Ley de Vivienda Promovida (Nº 18795), desde SAU organizamos un ciclo de conversatorios para analizar sus efectos. Tras tres exitosas instancias el 14, 21 y 28 de mayo, el pasado 4 de junio se realizó el último encuentro.
Planteo a expositores
Con diversos grados, los desarrollos habitacionales proyectados y construidos al amparo de la Ley Nº 18795 han significado nuevas modalidades en las prácticas profesionales cuyo objeto se centra en el proyecto de la vivienda, su ejecución y sus implicancias en el entorno construido. Frente a este hecho, se entiende pertinente realizar las siguientes preguntas:
¿La gran producción de vivienda en los últimos años ha permitido explorar diferentes tipos edificatorios y lógicas tipológicas? ¿Cuáles han sido las dificultades en la aplicación de la normativa relacionada con la edificación y la forma urbana? ¿Cómo influyen en el diseño arquitectónico los espacios privados y comunitarios? ¿Cómo inciden estos espacios en las formas de vida contemporáneas? ¿Cómo ha sido gestionada la adquisición de predios, la promoción, el diseño y la construcción de viviendas? ¿Cuáles han sido los roles desempeñados por los diferentes actores involucrados? ¿Cómo dialogan las nuevas tecnologías y los procesos de estandarización en la industria de la construcción, con los sistemas de producción tradicionales? ¿Cómo impactan en el diseño arquitectónico?
Presentaciones de los expositores:
Tras una introducción del moderador Arq. Luis Santellán, expusieron seis arquitectos.
Rafael Alanis mostró un trabajo que hizo en el marco del Diploma de Especialización en Investigación Proyectual de la FADU, centrado en la transformación urbana en La Blanqueada en el marco de la ley. Contó que se eligió esa zona porque la construcción de los edificios venía acompañada con obra pública vial, como el ensanche de L.A. de Herrera en ciertos tramos, se había generado un “nuevo paisaje” y sus edificios se empezaban a parecer, pero se diferenciaban de los anteriores, además de que planteaban otra densidad. En el trabajo se hizo un mapeo general, constatando que Montevideo tenía 15000 viviendas promovidas en el momento de la investigación, de las cuales 3000 estaban en La Blanqueada.”Era una zona con un empuje importante”, resumió.
Explicó que La Blanqueada es una zona con su historia y su morfología, con corredores al fondo de las construcciones, y edificios del Fondo Nacional de Vivienda, que se buscaron comparar con los más nuevos. Se refirió a la “densidad sumamente alta” de la zona que se fue generando, a veces en edificaciones con baja altura, lo que los llevó a preguntarse por qué los edificios son así y tratar de entender sus diversas particularidades analizándolos desde distintas perspectivas.
Laura Cesio habló de un proyecto en el que trabajó en el marco de la ley. Se trató de un predio en La Blanqueada. Al construirse en una ubicación con ciertas normativas específicas, eso determinó su morfología. En el proyecto se buscó que la mayoría de las unidades tuvieran un vínculo directo con el exterior. También comentó que hubo cuestiones que ANV exige e impactaron en el proyecto. Por ejemplo, tener una terraza de servicio por cada unidad de vivienda y cómo buscaron una forma original y estética de resolverlo.
También se refirió a algunos cambios tipológicos de los últimos años, como la aparición de la cocina integrada o los salones de usos múltiples, tanto interiores como interiores, que implican aprovechar espacios que antes eran residuales, las terrazas sum y los espacios posteriores de los edificios. Un aspecto que tuvieron en cuenta en su proyecto fue la formalización exterior de los edificios, que intentaron ver más allá de la aplicación de la ley, aportando a la calificación del espacio, por lo que apostaron por el equilibrio entre las horizontales y verticales, el uso de distintas texturas y la jerarquización de la esquina.
Para cerrar, Cesio manifestó que observa que en los proyectos de vivienda promovida hay una “búsqueda de generar mejores condiciones en el entorno urbano», agregando que “ha habido un aporte a la ciudad que es interesante”.
Fernanda Ríos se enfocó en uno de sus proyectos, aclarando que es de una menor escala que el anteriormente presentado, pero que fue el primero de una nueva etapa del estudio en que trabaja, porque participaron de todas las instancias del proyecto desde su concepción. La hicieron en la zona marcada como C2, que cuenta con algunos beneficios de la ley, pero no todos.
Explicó que se realizó un reciclaje de una vivienda existente y como el proyecto no podía ir hacia arriba con otra planta, a menos que ya la tuviera la unidad preexistente, y sólo podía crecer en lo horizontal, su idea fue recuperar los patios, y se buscó aprovechar lo más posible la estructura de la casa. También quisieron aprovechar la cercanía a la costa, por lo que promovieron que cada unidad tuviera una terraza individual con vista al mar. Por otro lado, destacó que el uso del material de la tejuela les permitió crear un espacio nuevo dentro de la cáscara.
Leonardo García Dovat se centró en las preguntas planteadas para el conversatorio, respondiendo a cada una. Habló sobre las distintas lógicas tipológicas, argumentando que, a raíz de la demanda, la ley fue inteligente e incorporó el monoambiente, acompañando cambios socioculturales, que implican que las personas se independizan antes y donde tiene importancia el mercado del alquiler, donde son más rentables las unidades más pequeñas.
Entre algunos de los cambios recientes en las construcciones mencionó los espacios para trabajar o estudiar en casa, la valoración de la terraza y la ya mencionada integración de la cocina. En cuanto a las dificultades en la aplicación de la normativa, se refirió a la profundidad de 30 mts., que la ve como una restricción, y el tema de las alturas y los niveles en las cocheras. Consideró que se debe generar, con nuevas normativas, “nuevas áreas de oportunidades que sean atractivas para el mercado”.
Como conclusión, explicó que a partir de la ley se observa una diversidad de tipos edificatorios, con el aumento de viviendas mínimas. Una mayor producción, competencia y productos de mejor calidad. También más diseño, más prestaciones y más confort. La profesionalización de los actores que intervienen en la promoción inmobiliaria y el acortamiento de los plazos de obra. Para cerrar habló de que hay una normativa urbana congelada que no ha acompañado el proceso de desarrollo de la ciudad.
Héctor Berio se enfocó en un proyecto específico, pero que consideró que respondía a las preguntas planteadas para el conversatorio. Se trató de una pequeña casa cerca del Prado. Habló como desde su estudio se plantearon la densidad de otro lugar, considerando que en realidad el Prado es un barrio muy denso, y de qué manera se podía trabajar en esa situación. Detalló cómo trabajaron en conjunto con la Comisión del Prado, cuidando las medianeras y un árbol centenario que terminó cobrando mucho protagonismo.
También explicó cómo trabajaron con el subsuelo y con las terrazas, con la idea de incorporar hojas que se abren al exterior en lugar de barandas convencionales, y cómo buscaron allí mantener espacios individuales. Comentó además que buscaron integrar distintos elementos en el diseño, como las torres de enfriamiento, pensando no en el espacio funcional, sino en el espacio contingente: “un espacio donde se puedan organizar las actividades de la vida contemporáneas de la mejor manera posible”.
Daniel Christoff habló sobre nuevos paradigmas hoy, como el ahorro energético, la relevancia de la naturaleza y la sustentabilidad. Explicó que “también hablamos de la ciudad cuando hablamos de vivienda”. Expresó que ha habido una amplia exploración en la arquitectura en el marco de la ley, basada en un montón de condicionantes. Agregó también que hay una innovación edilicia, tipológica y tecnológica que va a impactar en el acceso de la vivienda.
Habló sobre distintos factores de diferenciación de los proyectos como la localización, las amenities y la calidad arquitectónica, la escala, la forma de promoción y venta. Expresó también que hay una “evolución tecnológica, con un impacto silencioso”, que en algunos casos puede llevar a que los edificios se parezcan por el uso de componentes estandarizados. Concluyó con que ese cambio tecnológico se ve en el diseño, pero también en la ejecución y la puesta en servicio.
Instancia de intercambio con los presentes
Desde el público se mencionó como positivo lo que se está dando con la ley, pero se pidió no olvidar otras formas de construir vivienda, enfatizando las dificultades que atraviesan las cooperativas, lo que lleva a que quede población sin atender. Frente a eso se respondió que hay ejemplos de privados conviviendo con otros mecanismos como cooperativas, como sucede en un polígono para cooperativas en Barrio Sur, a pocas cuadras de viviendas promovidas.
Se habló sobre el acceso al suelo, y cómo termina siendo una cuestión especulativa, con y sin normativa. Un integrante del público expresó que “en lo tipológico estamos en un lugar malísimo”, que no favorece a la mayoría de la población, poniendo como ejemplo la cocina integrada, que observa sólo como una forma de llegar al mínimo de metros cuadrados. En ese sentido, agregó que ese tipo de cuestiones suceden en una lógica que va hacia los desarrolladores, no al consumidor ni a los arquitectos. Y que los beneficios tecnológicos, de normativa y de la tierra terminan en los mismos bolsillos.
Frente a eso se mencionó que hay un volumen de producción que favorece a la oferta y ha generado oportunidades directas para los proyectistas, que han habido avances y que el tema de la cocina integrada lo valoran las familias pequeñas.
Se habló de cómo las exoneraciones van al valor del suelo, por ende, al bolsillo del dueño de la tierra, y se debe pensarlo de otro lugar. García Dovat respondió que ciertas zonas no se dinamizan sin las exoneraciones, por lo que no habría transacción inmobiliaria, y que la ley brindó a toda la ciudad una oportunidad en zonas que no son las costeras.
Conversatorio completo
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