Arq. Mariano Arana
Montevideo es una ciudad puerto; no un puerto con una ciudad a sus espaldas. Y, sin embargo, la bahía (el ámbito paisajístico más relevante y atractivo nuestra capital), aparece cada día más cerrado al uso y goce de sus ciudadanos.
Nadie puede discutir la enorme importancia que la actividad comercial tiene para el presente y el futuro de nuestro crecimiento. Pero crecimiento no es sinónimo de desarrollo. Y desarrollo supone una equilibrada y sensible postura, capaz de compatibilizar la riqueza económica con la riqueza estética y cultural.
Resulta por lo mismo incompartible que el organismo estatal con competencia en el área portuaria, convalide la acumulación de contenedores y enormes galpones, impidiendo las visuales que, desde las calles de la Ciudad Vieja, se convino en respetar.
Por ello, me parece de estricta justicia aplaudir la contrastante decisión del Poder Ejecutivo, de viabilizar la construcción de nuevas edificaciones promovidas por el Banco de la República, que habrán de erigirse en la manzana limitada por las calles Zabala, Piedras, Solís y 25 de Agosto.
El correspondiente proyecto (*) es el que resultó vencedor -por decesión unánime del jurado– en el concurso internacional al que se presentaron 67 trabajos de equipos uruguayos, argentinos, chilenos y europeos.
En primer lugar, debe señalarse que no se trata, tal como equívocamente se ha afirmado, de una «torre», sino de una serie servicios bancarios y oficinas para atender las crecientes demandas empresariales en el área; y debe destacarse que entre las exigencias promovidas por el Directorio del BROU, está la de mantener y recalificar el edificio de la aduana vieja y el de rescatar los vestigios de la antigua atarazana de Montevideo, obras de origen colonial que habrán de albergar un museo y una biblioteca.
La excelente propuesta que resultó ganadora en el mencionado concurso, propone además, una terraza elevada abierta al uso público, de cara al recinto portuario.
Este proyecto permitirá, por otra parte, revertir la indecorosa situación actual de una manzana convertida en mero estacionamiento a cielo abierto a la entrada misma de nuestra ciudad.
Ejemplo emblemático, capaz de conjugar el respeto de un singular patrimonio histórico, con una convincente y rotunda apuesta modernizadora.
Por lo expuesto nos resulta mezquino, por decir lo menos, el cuestionamiento planteado acerca de una realización que confío, habrá de enriquecer nuestra cultura urbana y, consiguientemente, contribuir a una mejor calidad de vida para nuestra gente.
BROU – Ampliación de su sede central – Algunas razones para concretar su construcción
a) A nivel de gobierno se ha definido a Uruguay como país de turismo, con crecientes y muy buenos resultados económicos en los últimos años (se prevé un ingreso de unos 2.000 millones de dólares para el presente año 2011).
b) Montevideo sigue siendo el principal destino turístico a nivel nacional.
c) La Ciudad Vieja constituye la concentración patrimonial -arquitectónica, urbanística y paisajística- más relevante del país.
d) La Ciudad Vieja ha sido declarada de interés prioritario y, desde 1980, está particularmente tutelada por la IM, que ha venido realizando significativas inversiones y promoviendo numerosas coordinaciones público-privadas.
e) La manzana delimitada por las calles Piedras, Solís, 25 de Mayo y Zabala (detrás de la sede central del BROU) cuenta con dos edificios coloniales de valor testimonial relevante: la Aduana Vieja, de razonable mantenimiento y la Atarazana en estado semi ruinoso; manzana destinada para estacionamiento vehicular a cielo abierto. Como resultado de ello, la imagen urbana resulta deprimente, precisamente en un área que es la que primero perciben los visitantes extranjeros que llegan, por vía marítima, en los numerosos cruceros que hacen escala en la capital. (Es de hacer notar que ese predio es el centro del «caminatour» preparado a nivel oficial para los turistas que llegan a Montevideo).
f) En el año 2009 se convocó un concurso internacional de anteproyectos para ampliar la sede central del BROU, donde fueron 67 los trabajos presentados. El jurado constituido por 5 arquitectos (uno de los cuales – Justo Solsona – de prolongada y muy destacada actuación profesional y docente en la República Argentina) seleccionó por unanimidad el trabajo ganador.
g) El anteproyecto triunfante atiende los múltiples requerimientos exigidos en las bases del concurso y consigue un convincente relacionamiento con las preexistencias arquitectónicas y con su entorno urbano, proponiendo además una atractiva terraza-mirador con vistas al puerto y a la bahía. Complementariamente, logra una imagen de rotunda contemporaneidad que puede constituirse en un jalón cultural de inusual relieve para la región.
h) Tal como sucedió con los edificios del Teatro Solís, del Auditorio del Sodre o de la sede del Poder Ejecutivo, la obra puede transformarse en un notorio factor de prestigio gubernamental.
(*) Los arquitectos uruguayos Alejandro Baptista Pereyra, Alejandro Baptista Acerenza y Horacio Flora son los autores del proyecto premiado.