Quien nunca escuchó los términos accesible o accesibilidad, relacionados a un sinfín de conceptos o situaciones cotidianas en nuestras vidas.
Préstamos ACCESIBLES para vivienda…
El baño social es ACCESIBLE mediante la escalera que está al final de aquel pasillo…
La ACCESIBILIDAD a la educación se ha incrementado un 8.5%…
Con la reforma de la salud, la atención gratuita será ACCESIBLE a todos los menores de 18 años…
Ahora bien, me pregunto, si comprendemos el significado de la palabra ACCESIBLE o ACCESIBILIDAD en estos conceptos, ¿por qué tan difícil es comprenderla en el ámbito de la supresión de barreras arquitectónicas para las personas que se ven disminuidas en sus capacidades físicas de cualquier índole?
Cuando nosotros los “técnicos” nos enfrentamos al diseño y concepción de la arquitectura, no dudamos en determinados parámetros técnicos que hemos aprendido y aprehendido a lo largo de nuestra formación.
Sabemos que una red de desagües primarios no puede tener conexiones contracorrientes. Sabemos que los hierros “en negativo” van del lado de arriba en una ménsula. Sabemos que para un mejor asoleo de las habitaciones de descanso, debemos perseguir una orientación norte.
Ahora, cuando recorremos Montevideo y nos encontramos situaciones dispares, como las que ilustraremos a continuación, deberíamos comprender y entender que quizás lo que nos falte, en la receta de hacer una mejor arquitectura, sea un poco de preparación técnica, sentido común a gusto y una pizca de conciencia.
Esta última, como en toda receta, es la encargada de dar ese toque de distinción que nos diferenciará.
Miremos con otros ojos, para tratar de ser un poco más human…
Nuestra ciudad deberá comenzar a pensar la accesibilidad en cuestiones diarias de la vida. Una vereda rota, sin lugar a duda, es un perjuicio para la cotidianeidad, para el de a pie, para el laburante.
Pero también lo es para las personas con disminución en sus facultades de movimiento, de visión, donde estos escollos son un tanto más difíciles de sortear.
Un vado no está para adornar las esquinas de las aceras con colores vivos y amenizar el gris de la estampa de nueve panes.
Está para simplificarle la movilidad a las personas en sillas de ruedas, a nuestros mayores que deben desplazarse muñidos de alguna ayuda técnica, a las embarazadas con sus cochecitos.
Por algo están. Y deberíamos respetarlos.
Porque la Accesibilidad deberíamos entenderla “como la condición de que todas las personas puedan llegar, ingresar, usar y egresar de forma segura y con la mayor autonomía posible».
Odisea para llegar a destino
Quizás en mayor o menor medida alguna vez hayamos visto cualquiera de estas rampas. Quizás alguna vez las hayamos transitado. Propongo un ejercicio breve de unos tres minutos, del estilo busque las diferencias. ¿Cómo puede ser que para salvar los mismos cinco escalones, haya tanta diferencia? Y no me refiero a dinero. Me refiero a conceptos técnicos, sentido común y CONCIENCIA.
¿Es tan difícil encadenar la bicicleta en otro lugar? ¿Es mucho más caro para un presupuesto realizar una rampa reglamentaria? Sin lugar a dudas es un poco más cara que depositar material en desnivel y ponerle unas baldosas encima.
Pero conocer las normas respectivas sobre rampas, hoy sigue siendo GRATIS. Aunque cueste creerlo. Se pueden visitar en el sitio de UNIT. Y sino, se puede consultar a profesionales que podrán desarrollar el trabajo que ustedes necesiten.
Porque una solución que NO es SEGURA, NO es ACCESIBLE.
La yapa
Porque también podemos reírnos juntos.
¿Quién no ha recibido alguna vez esas cadenas con imágenes urbanas? En una oportunidad recibí una llamada “losbañospúblicos.pps”.
Bellas concreciones artísticas, funcionales. Algunas no tanto. Algunas con toques de humor en sus representaciones gráficas.
Pero a la hora de afrontar la discapacidad con ese humor, se presentó un vacío. Un vacío por miedo al que dirán. Por miedo a la reacción del colectivo. Un vacío por falta de información. Podrá existir multiplicidad de razones. Pero al final del camino, se encuentra un vacío.
“Ayudar al que lo necesita no sólo es parte del deber, sino de la felicidad”.
José Martí (1853-1895)
Político y escritor cubano.
“Las actitudes son más importantes que las aptitudes”.
Winston Churchill (1874-1965)
Político británico.
Por la Comisión de Accesibilidad.
Nicolás Li Calzi, Arquitecto.