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Autor: Gerardo Martínez

En el año 2022, Marcelo Ávila, cocinero oriundo de Juan Lacaze, se planteó la idea de montar un negocio culinario de autor en su barrio natal; Villa Pancha. Este pequeño emprendimiento se ubicará en el borde de la ciudad, donde se une con el campo, con vistas extensas con predominantes pastizales. Nuestro estudio comenzó el proyecto que debía ser concebido mayoritariamente en tacuara, caña que crece en estos lares. Se lo ha denominado El tacuaral. Las condicionantes principales fueron las económicas y las espaciales – locativas como la disposición de los árboles frutales en el predio y el área de este. El interés de salvar la mayoría de los árboles frutales y la necesidad de replantar algunas plantas confluyeron en la posibilidad de ubicar una pieza arquitectónica “despegada” de los bordes del predio que le otorgó un gran sentido objetual. Actualmente el proyecto se encuentra en una fase de estudio. Además, fue postulado para un proyecto de investigación con el fin de acceder a fondos para el estudio de resistencia de la tacuara, así como el diseño de distintos tipos de vínculos. Representa una exploración nueva proyectual concebida a partir de un material no utilizado en la construcción de baja huella de carbono capaz de compatibilizar el persistente tacuaral vecinal como sotobosque colonizador en su rol ecológico y escenográfico. A su vez, el proceso de proyecto ha abierto otros caminos de investigación vinculados a los aspectos técnicos del material y a prácticas del proyecto que involucran complejidades propias del uso de la tacuara. Se entiende al tacuaral como un dispositivo para repensar el proyecto en términos sustentables, impulsando la producción de tacuaras a partir de la profesionalización de su cultivo incorporando una nueva dimensión en la producción de material renovable para la construcción. A su vez, podría generar impactos en la industria de la construcción con verdaderas transformaciones científico-tecnológicas.