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Autores: Eduardo Álvarez, Teresita Amarillo, Verónica Piñeyrúa (ponente), Nicolás Sosa, Gastón Verdier | Comisión de Accesibilidad

Si la premisa es HACER CIUDAD, no dejar a nadie atrás [1], entonces, es imprescindible incorporar a la accesibilidad como una cualidad integrada al diseño de nuestros edificios y sus entornos.

Según la Norma UNIT 200 [2] la accesibilidad es la condición que cumple un espacio, sistema o medio, para que sea utilizable por todas las personas, en forma segura, equitativa y de la manera más autónoma y confortable posible. Entonces: ¿qué instrumentos tenemos para hacer efectivo el derecho de todas las personas a disfrutar y habitar sus ciudades? ¿cómo lograr avanzar en el cumplimiento de las normas de accesibilidad que garantizan un quehacer arquitectónico que contempla la diversidad de los seres humanos entre sí y a lo largo de su vida?

Un ejemplo de buena práctica lo constituye la Reglamentación Departamental en la ciudad de Montevideo [3], fruto del Convenio suscrito entre IM-UNIT-SAU en 2002. Esta es un trabajo sostenido de implementación y seguimiento de políticas públicas mediante herramientas normativas que no son letra muerta en un papel, sino que se miden, se corrigen, se adaptan, se fiscalizan y en definitiva: se materializan en proyectos y obras que incorporan la accesibilidad y transforman la ciudad.