Compartimos el siguiente articulo para dar visibilidad a la labor de la delegada Paysandú con respecto a la recuperación y valorización patrimonial de su ciudad.
Todavía se siente en el centro de Paysandú el olor a humo tras el incendio que destruyó lo poco que aún quedaba como recuerdo de un emblemático edificio de la ciudad, en sus años una muestra de innovación sanducera, ya que el Pasaje Laurenzo fue la primera galería comercial del país, que funcionó en un local donde antes existió la carpintería de igual nombre, como atestiguan aún los letreros en los restos de la fachada por calle Florida. Afortunadamente se pudo recuperar el letrero que anunciaba la existencia de ese Pasaje –que conectaba 18 de Julio y Florida–, que será en algún futuro, un testimonio de otro tiempo, como el cartel del Astor, recuperado por los alumnos de la UTU, que hoy luce el Espacio Cultural Gobbi.
Pero no vamos a volver sobre el mencionado incendio, que vaya si se ha escrito y si quedará por escribirse “ríos de tinta”, como se suele emplear; no, en este caso nos vamos situar apenas a una cuadra y pocos metros de ese lugar, donde, ahí sí, en el contexto tan particular de ese día, con mucho humo alrededor y el fuego aún no del todo extinto, se realizó el acto enmarcado en el Día del Arquitecto, organizado por la Sociedad Uruguaya de Arquitectura, delegada Paysandú.
Como es tradicional este acto tuvo su centro en el homenaje a una obra de arquitectura de la ciudad y en este caso la elegida fue el edificio Mariedes, popularmente conocido como edificio Paradiso, por el apellido del contratante de la obra, proyectada por el arquitecto Ruben Lanfranconi y ejecutada por la empresa constructora Deana y Machado, en el año 1956 y que recientemente ha tenido una intervención de fachada, llevada a cabo por el arquitecto Matías Fernández Antúnez.
Cabe destacar el muy buen tino de la Delegada Paysandú de SAU en realizar este tipo de reconocimientos en el marco del Día del Arquitecto, ya que se trata de una oportunidad para por un minuto detenernos a ver la fisonomía de la ciudad, una fisonomía que se construye en la acumulación del trabajo de los distintos profesionales que proyectan, desarrollan y plasman sus conceptos y van construyendo en el día a día la identidad de Paysandú. De hecho hoy hay grandes obras recién inauguradas, como otras muy ambiciosas en marcha y algunas más anunciadas que están modificando el paisaje urbano, y la ciudad se va enriqueciendo de esos nuevos aportes a la vez que celebrando el legado de quienes estuvieron antes y aplicaron sus conocimientos utilizando las tecnologías que estaban entonces a su disposición; obras que algunas se han perdido, sí, sobre todo en el centro de la ciudad, pero otras se han mantenido e incluso actualizado sin perder su esencia.
La arquitectura sanducera es un motivo de orgullo para la ciudad, no debieran caber dudas, y la Delegada Paysandú ha tenido en esto un rol significativo, al poner en relieve estos valores a través de estos reconocimientos y de otros gestos, como la colección “Nuestro Patrimonio”, de postales con croquis de edificios y obras emblemáticas de la ciudad, que confeccionó, imprimió y distribuyó con motivo del reciente Día del Patrimonio. Una colección que quienes la tengan conservarán por años.
Pero no se puede pasar por alto la segunda parte que tuvo ese acto, en un homenaje al arquitecto Rubens Stagno con motivo de los 50 años de actividad. Un profesional que tras su vida laboral activa optó por “regresar al pago” y dedicarse a tiempo completo a poner en valor el patrimonio sanducero. Este reconocimiento llega a pocos días de cesar (al concluir el período de gobierno departamental) en su cargo de presidente de la Comisión Departamental del Patrimonio Cultural, ámbito en el que fue acompañado por insignes sanduceros de reconocida vinculación con esa área, y desde el que procesó un cambio conceptual, actualizando la idea de “Patrimonio” a la que hoy prima a nivel internacional y que envuelve no solamente el legado de estructuras tangibles que nos llegan del pasado, sino también al conjunto de lo intangible, ese conjunto de usos, costumbres, artes, en fin, todo lo que nos hace lo que somos en materia de identidad cultural.
Ese aporte se hizo visible a través de la figura creada en conjunto con la Comisión de Cultura de la Junta Departamental, de “Bien de Interés Patrimonial”, con el que se ha distinguido a instituciones, empresas y también, por qué no, a lugares emblemáticos de la ciudad.
“La labor de Rubens ha sido muy intensa y muy extensa, su trabajo es incansable. Yo puedo decir que siempre se sale con la suya en lo que quiere y va a seguir haciéndolo, porque conocemos que el espíritu de él es inagotable”, dijo la arquitecta Mónica Ferrari, la secretaria de SAU Delegada Paysandú sobre el homenajeado. Nos consta.
Pero otro detalle que no se nos debe escapar, es un pedido que realizó la presidenta de la Delegada, arquitecta Natalia Minetti, quien advirtió que es muy difícil muchas veces llevar a cabo intervenciones como la que se realizó en el edificio Mariedes, a veces porque se requieren inversiones muy importantes y, al tratarse de propiedades que tienen muchos dueños, como un edificio, no es fácil poner a todos de acuerdo y puede redundar en postergaciones que impidan salvar a tiempo una obra. Sugirió que sería importante estudiar cómo generar herramientas que hagan más factible la realización de este tipo de trabajos que jerarquizan el patrimonio de todo Paysandú, en definitiva.
Será trabajo de técnicos y políticos el encontrar esos instrumentos; el nuestro, por lo pronto, es no dejar pasar este pedido.